Gracias, abue

P1040426Hace casi tres años nos recibiste en tu casa. Detuviste tu vida y tus proyectos, así como se lo habías prometido a Mamá. Todo, para que nosotras estuviéramos protegidas, consentidas, apapachadas y siempre, siempre bien cuidadas.

Aun cuando a Mamá le seguía costando trabajo dejarnos cada mañana, desde entonces y hasta hoy ella sabe que no había un mejor lugar para dejarnos que en tus brazos. Eso hizo que ella pudiera seguir creciendo en su carrera y pudiera seguir trabajando junto con Papá por todo lo que siempre han querido darnos. Gracias a ti y al Abuelo, cada mañana al subir esa escalera cargando huevitos, pañaleras y ojeras, ella tenía la completa tranquilidad de que sus más grandes regalos estaban absolutamente seguros. No hubiera sido así de no ser por ti.

IMG_5899Gracias, abue. Gracias por ser el mejor pilar, la mejor cuna, el mejor de los abrazos. Gracias por tu amor, por tu fortaleza interminable, por tu compromiso inquebrantable, por levantarte cada mañana a recibirnos con una sonrisa en la puerta de tu casa, a pesar y en contra de cualquier dolor de cabeza. Gracias por todo lo que nos enseñaste; porque gracias a tu experiencia y a tu disciplina, hoy somos dos niñas grandes, sanas y tan despiertas.

Gracias por cada pañal que cambiaste, por cada biberón que nos ofreciste, por cada arrullo con que nos dormiste, siempre a tiempo. Gracias por los baños con agua tibia, por cuidar de nuestras siestas y hasta el día de hoy, ser capaz de mandar callar camiones y silbatos en la calle para que no nos molesten. Gracias por tu comida deliciosa, por enseñarnos a comer de todo, por tu paciencia y por enseñarnos a reír a carcajadas. Gracias

por todas tus canciones, por habernos enseñado a recitar La Caperucita, Rin Rin Renacuajo y El Elefante del Circo, como hace años se las enseñaste a Mamá. Gracias por jugar todas las tardes a las muñecas, al Super, al doctor, a los disfraces y a la resbaladilla. Gracias por haber remodelado tu casa y convertirla en un Gymboree hecho y derecho.

Hoy empezamos una nueva etapa en nuestras vidas y llegamos a ella felices, preparadas y en el momento justo… una vez más, gracias a ti. Vamos a extrañar poder llegar en pijama, despeinadas y apenas despiertas para desayunar juntas. Vamos a extrañar que nos bañes y nos vistas. Vamos a extrañar el poder llegar y preguntar si el Abuelo ya despertó. Ahora nos toca ir a vivir nuevas experiencias, hacer muchos amigos, aprender muchas nuevas cosas… pero ¡cuántas de ellas ya sabemos gracias a ti!

Gracias por enseñarnos quién es Mamá Lupita y quién es Diosito… Ahora sabemos que a Ellos debemos dar gracias por nuestros alimentos, por nuestras alegrías y por regalarnos la bendición de tenerlos a ustedes como Abuelos.

IMG_4622Aún ni siquiera lo sabemos, pero ustedes son ejemplo y modelos a seguir siempre.

Abue, ahora que vamos por esta nueva aventura, no queremos soltar tu mano; así como Mamá nunca ha querido hacerlo a pesar de los años. Y es que no hay lugar más reconfortante y tranquilo que a tu lado. Nos toca a todas ser valientes, secarnos las lágrimas y aprender que sin importar en dónde estemos, Abue siempre está con nosotras. Ahora estaremos esperándote en la escuela para que seas la primera en saber cómo nos fue y todo lo que aprendimos, así como fuiste la primera en ver nuestros primeros pasos en el piso de tu casa. Siempre de tu mano.

Gracias, Abue por estar siempre ahí. Gracias por todo el amor que tú y el Abuelo nos regalan. Gracias por habernos cuidado y por seguirnos cuidando hoy. No hay nadie como ustedes.

Desde este primer día, les dedicamos cada esfuerzo, cada nuevo aprendizaje y cada nueva sorpresa con la que nos vayamos maravillando todos los días. Los amamos muchísimo.

niñasGracias, siempre.

Andrea y Maria José.

Las cosas que extraño de antes de ser mamá

Siempre soñé con ser mamá. Desde chiquita y luego al ir creciendo, ese era uno de mis más grandes sueños. Me imaginaba con mi bebé, arrullándolo, cambiándolo de ropita y abrazándolo.

Y entonces llegaron mis hijas y me enseñaron, como siempre digo, que los sueños se hacen realidad. Sólo que uno no sueña con claridad las cosas que no conoce, así que en esas fantasías que yo tenía sobre ser mamá no se incluía el arrullar a un bebé llorando de cólico o cambiar pañales (muy) olorosos… La maternidad real no es fácil, no es idílica y exige un millón de veces más de lo que cualquiera pudiera imaginarse al jugar con sus muñecas.

Ser mamá te llena de una fuerza indescriptible, te reboza el amor por todos lados… ¡y eso es lo que te hace sobrevivir! Porque, siendo sinceras, estás entregándote toda a este nuevo ser al que amas incondicionalmente y para siempre. Pero a veces, toda esta entrega y este vivir para las necesidades del otro puede ser agotador… Es horrible confesarlo, pero sí: hay una parte egoísta de mí que extraña algunas cosillas de cuando yo no era responsable de nadie más que de mí.

Dormir. Yo era una experta en el arte del sueño profundo. En fin de semana, yo podía, sin problema, dormir hasta la una de la tarde. ¿Siete de la mañana? ¡Eso era de madrugada! No solo eso, el sueño era profundo y reparador… porque no tenía los oídos atentos al llanto de nadie.

Comer. Yo disfruto comer; me encanta cocinar y comer rico. Y cuando eres mamá, hay pocas oportunidades para realmente sentarte a comer y disfrutar la comida porque hay cien cosas que te interrumpen, como cuatro manitas y 20 deditos metiendo la mano en tu plato. “Mamá, ¿qué es eso? ¡Quiero!” No importa que sea el mismo huevo con frijoles que recalentaste porque ellas no lo quisieron… si está en tu plato, ahora lo necesitan con urgencia. Otro rasgo egoísta: ¡confieso haber escondido chocolates, papas o dulces que de plano no quiero compartir!

Leer. Ese es uno de mis más grandes gustos y perdí la habilidad cuando me embaracé… mi mente estaba en otra parte. Ahora no hay tiempo, porque ¿quién puede sacar un libro y sentarse a leer con dos torbellinitos rondando por la casa? Y una vez que se duermen, el tiempo es para trabajar y correr a dormir lo más posible (léase inciso uno).

El Orden. Soy tantito freak del orden… Me pone muy mal el tiradero, me incomoda que las cosas estén fuera de lugar. Con un par de niñas en los Terribles Dos, he tenido que hacerme a la idea. Ese chiste de que tener un niño de dos años es que como prender la licuadora sin tapa, es 100% cierto. La casa permanece recogida únicamente durante el tiempo en el que ellas duermen. En cuanto se despiertan, no pasan ni 5 minutos cuando ya hay juguetes tirados, ropa regada y galletas desmoronadas… ¡qué velocidad!

Salir sin necesitar un mes de planeación. No me refiero a salir de fiesta (o bueno, un poco si)… extraño poder simplemente salir al salón de belleza sin tener que pedir (otra vez) de favor a mi mamá que cuide a las niñas. El poder de la decisión imprevista se acaba cuando hay que considerar en dónde pueden quedarse seguras y tranquilas las niñas mientras yo me hago manicure… El resultado: llevo seis meses sin hacerme manicure. Lo mismo pasa con el cine, o una cena con amigos. Lo que extraño es la posibilidad de tomar mis llaves y salir de mi casa sin media hora de preparativos.

Si, este es un post de egoísmo puro… O no, porque al final de cuentas estas son cosas que extraño, precisamente porque he dejado de hacerlas, en beneficio de un “bien mayor”, que son ellas: mis hijas. Llevo 3 años sin dormir de corrido, un año y medio compartiendo mi plato (y me quitaría lo que sea de la boca por dárselos a ellas, sin duda), he leído un solo libro en lo que va del año, he aprendido a relajarme (lo más posible) con el desorden; los planes con amigos deben agendarse con meses de anticipación y mis uñas se quedarán sin manicure un tiempo más. No importa, es por ellas…

Mi mamá dice que hay que aceptar las circunstancias, aunque no las aprobemos. Si, yo acepto que esta es una etapa, que el tiempo vuela y un día pronto podré volver a hacer cosas que antes no hacía. Otras cosas tardarán más, pero llegarán.

Es solo que a veces, hace falta desahogarse y escupirlo, ¿no?

Los «terribles dos»: la Edad Bipolar

Cuando te conviertes en mamá y pasas tus días en una neblina que yo llamo el Día de la Marmota, no crees que este ir y venir de pañales, desvelos y biberones terminará jamás… Pero un día, abres os ojos y te das cuenta de que dormiste 6 horas (casi sin interrupciones) y oyes a lo lejos una vocecilla que te grita desde su cuna: «Mamaaaaaá! Ven por miiiií!»

El tiempo pasa como un suspiro y de pronto te ves en medio de lo que muchos papás hemos escuchado y a lo que le tememos: Los Terribles Dos Años. Como todo en la maternidad, por más que te cuenten y te platiquen lo que va a pasar contigo y tu hijo, nunca estás preparada para el cuento en vivo.

Si, nuevas mamás: los dos años SON terribles.

Los dos años marcan el inicio de una nueva etapa en la que nuestros bebés ya no son bebés, pero tampoco son niños grandes. Ellos descubren su propia independencia, sus nuevas habilidades y capacidades… y quieren ponerlo todo en práctica, muy a pesar de los miedos y angustias de nosotras, sus madres primerizas. Esta es la «primera adolescencia»

¿Te acuerdas cuando tenías trece años y ni tú te aguantabas? ¿Cuando querías jugar a las muñecas y al mismo tiempo sentarte en la mesa de los adultos a platicar? ¿Cuando no encontrabas realmente tu lugar en este mundo? Pues tener dos años es lo mismo, pero sin vocabulario suficiente para expresar lo que les está pasando. Ellos ya no quieren ser tratados como bebés (solo cuando les conviene) pero tampoco tienen las habilidades tan desarrolladas como para dejarlos ir solos por el mundo, así que aquí arranca la lucha entre ellos y nosotros, sus temerosos padres.

IMG_2306Mis hijas tienen 2 años y 7 meses. Desde que apagaron sus velitas de Minion el día que cumplieron dos años, se les activó un chip interno que decía: «ahora somos grandes y poderosas». Hemos vivido los «terribles dos» al cuadrado, como todo lo demás… y yo he descubierto en este tiempo que esta es, sin más ni más, la Edad Bipolar.

A Maria José sí le gustó el arroz frito... Esa es su señal de "thumbs up"

A Maria José sí le gustó el arroz frito… Esa es su señal de «thumbs up»

Claro que cada una tiene su propia personalidad y su propia forma de expresar esta bipolaridad, pero las dos tiene algo en común: así como pueden pasar del amor y los besos a las peleas y jalones de pelo, pueden reir y llorar en un momento. Así como un día pueden comer la sopita felices de la vida y decir «mmmm… ¡delishioso!», al día siguiente hacen arcadas y escupen la misma sopita. Y así como el lunes amanecen sonriéndole al mundo, el martes no quieren saludar a nadie.

 

Andrea (el Pato) en Liverpool. Casual.

Andrea (el Pato) en Liverpool. Casual.

Las dos deciden qué se quieren poner… y hay algunas cosas en las que cedo. Como si Andrea decide irse de bata de pato y María José se lleva su disfraz de Mujer Maravilla al super… por mí, estamos bien. ¿Cuándo si no a los dos años de edad puedes hacer eso sin importarte el mundo? Claro que si la decisión es salir sin zapatos y calcetines, tengo que intervenir… y aguantar las lágrimas y gritos, hasta que se distraen con el primer bache de la calle o cualquier cosa similar.

¿Las palabras y frases características en estos meses?

¡NO, MAMÁ! – comodín para cualquier tema en los que ellas consideren que Mamá se está entrometiendo demasiado.

YO SOLITA – útil para subir y bajar las escaleras, lavarse los dientes, quitarse la ropa, abrocharse el cinturón de su sillita alta, comer la sopa…

QUIERO – paletas, galletas, dulces, chocolates, Huevitos Kinder, muñecas, papas, el desayuno, comida o cena de papá y/o mamá, tomarse el café de mamá

NO QUIERO – lo que mamá decide que van a desayunar (y que un día antes comieron sin duda), cortarse las uñas, tomarse la leche, subirse al carrito del super, irse a dormir…

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Y así como hay días difíciles, de berrinches, gritos y llanto, también hay muchos, muchos días de un amor inexplicable que lo llena todo. Así como me he llevado muchos «No, mamá!«, también he recibido miles de besos, abrazos apretados, muchos «baila conmigo«, muchos «te amo, mami» y mucho amorcito en el corazón al verlas platicar y quererse entre ellas.

 

Cada día, como desde el primer día que las tuve en brazos, IMG_3361estoy aprendiendo con ellas. La primera vez que María José me dijo, subida en una resbaladilla de McDonald’s, «vete a comer, mamá!», me sorprendió, me sacó la lágrima y me hizo darme cuenta que ya no tengo a mis bebés y que yo también tengo que aprender a ser mamá de dos niñas… y soltarlas, poco a poco, para dejarlas crecer, ser independientes y seguras. Ahí estaré, siempre, para que cuando volteen y me necesiten, me tengan cerca.

Miércoles Mudo: Futura Rockstar

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“Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto (s) sin escribir nada para explicarla (s) (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

¡Feliz Miércoles!

Girl Power con Netflix

Este mes en el mundo se celebra el Día Internacional de la Mujer, y mientras que hay muchísimas discusiones y polémicas sobre el tema y sobre si debería ser una “celebración” o “conmemoración”… la verdad es que yo no veo nada de malo en celebrar ser mujer. Y no solo eso: celebrar con bombo y platillo el ser mamá de dos futuras hermosas mujeres, a las que no quiero enseñarles nada más que su valor como seres humanos, su fortaleza como mujeres y recordarles siempre que el atesorar su naturaleza femenina no las hará nunca menos fuertes.

Así pues, amo que mis hijas jueguen con muñecas (puedes leer un post que escribí sobre eso si haces click aquí), que quieran jugar a la cocinita y que arrullen a sus muñecos. pelisgirlpowerAdemás, que en la tele puedan ver caricaturas y series de niñas llenas de fantasías, habilidades y fortalezas.

Andrea y Maria José son fans de la Princesita Sofía y de la Doctora Juguetes. Ni qué decir de Los Increíbles, que la piden diario. Están peques para ver Alicia o Mary Poppins aún, pero ésta última tal vez la incluyamos en el maratón de películas para ver con su prima Sofi en vacaciones..!

Y para ese maratón de pelis y caricaturas que estoy planeando, vamos a celebrar el Girl Power del mes con una botana saludable que el equipo Netflix compartió conmigo…

Ahí les va la receta:

 Ingredientes:ings girlpower

  1. Corta los tallos de apio en varas muy delgadas para formar los tallos de las flores.
  2. Corta el rice cake, también puedes utilizar pan de caja, en forma de tulipán y úntale crema de cacahuate. (Yo soy más light en el tema natural y orgánico y creo que la peanut butter del super es buenísima, pero si quieres hacer la tuya de manera natural, procesa los cacahuates hasta lograr la consistencia deseada usando una licuadora o procesador de alimentos. Puedes agregar sal de mar y/o miel de agave al gusto. También puedes hacer crema de almendras, nueces o macadamia. La verdad suena delicioso.)
  3. Enrolla la pechuga de pavo en forma de rosa, también puede ser salmón ahumado.
  4. Acomoda los ingredientes como se muestra en la foto.
  5. Agrega limón, sal de mar y chile piquín al germinado.

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Estoy segura de que voy a hacer que mis hijas y mi sobrina coman felices de su botana. Y al sobrino le haremos un sandwich de carrito o algo así… jajajaja!

Gracias, equipo Netflix por la idea..! Ya postearé cómo me quedaron de verdad!

El último post del año

El último post del año tenía que escribirlo así como ha sido este año: en un momento de siesta de mis hijas, esperando que en cualquier momento alguien grite: “mamaaaaaaaá!” desde su cuna y la casa se llene de nuevo de actividad.

2014 marcó mi vida como un año de cambios, de sorpresas y de (¿cómo se dice “hectic craziness” en español?). Ha sido un año maravilloso, sin duda, gracias a la presencia de mis hijas y mi esposo. Pero definitivamente no fue un año fácil.

Comenzó como un año “normal”, con un trabajo que adoraba, con una familia siempre presente y con mucha certeza de “estabilidad”, lo cual para una amante del control que soy, se sentía bien. Pero la vida siempre sabe lo que uno necesita aprender y apenas en el primer cuarto del año vinieron las sacudidas.

Perder  mi trabajo en McDonald’s ha sido una de las experiencias más difíciles que he tenido que vivir. Aprender y tener que aceptar que uno nunca es indispensable es duro y duele… Mi primera frase después de escuchar “tenemos que dejarte ir” fue: “Yo nunca me hubiera ido”. Ese pensamiento marca mi año y a partir de eso es que 2014 se convierte en un maestro. Yo nunca me hubiera ido, pero había muchas cosas que debía hacer fuera de McDonald’s. Yo nunca me hubiera ido, pero ésta, como muchas otras, no era una decisión que estuviera en mis manos. Yo nunca me hubiera ido, pero Dios tiene planes diferentes para mí.

Y así, el 10 de mayo inicié la vida de una mamá a tiempo “completo”… Si no me hubiera ido, no hubiera vivido estos casi 8 meses de apego y presencia constante con mis hijas. Me hubiera perdido de verlas despertar, pasar las mañanas con ellas en pijama, haciéndoles el desayuno, bañándolas, cantando, bailando, llevándolas a pasear un martes a las 11 de la mañana, discutiendo, separando peleas, arrullándolas para la siesta. Esta experiencia que me había perdido desde que las dejé antes de los tres mesecitos de edad para volver a la oficina, me demostró lo espectacularmente inteligentes y tiernas que son, lo rápido que crecen y aprenden, pero sobre todo, lo mucho que las amo. Me demostró que si puedo cuidar de ellas, que soy una buena mamá con todo y mis  errores y mis deficiencias.

2014 me demostró que soy capaz de crear y trabajar en muchas otras cosas además del mundo de las hamburguesas. Me hizo sacar habilidades que tenía guardadas y me reiteró mi amor por la Comunicación. Mi experiencia en Progress TV eliminó mi idea de que “soy malísima hablando a cámara” (gracias, Child, Gonzalo, Jorge y Rosalba por eso). Mi experiencia en Johnson’s Baby me regresó el gusto por la investigación y me devolvió al mundo de “agencia” después de 9 años como “cliente” (gracias, Eri por eso). Por supuesto, mi año en BabyCenter me enseño muchísimo y me hizo ser humilde y aprender de muchos temas para enganchar mejor con la audiencia. Sigo trabajando en eso (y viene fuerte con TRES posts a la semana que publicaré en 2015… Gracias, Isidra y Clarisse por eso). Me regaló la experiencia de conocer en persona a tuiteras y blogueras increíbles y con las que ahora hay muchos proyectos… ¡Gracias, Ana Paola, Susana, Paulina, Isis, las niñas #StreamTeam y un largo etcétera!

Las experiencias difíciles siempre tienen un lado maravilloso y si salir de McDonald’s fue duro, se compensó mil veces con mi nuevo grupo de hermanas elegidas. Siempre digo que mis hijas me regalaron muchas cosas y una de ellas es la amistad de hermosas mamás. Pero nadie como Nayeli, Jessica, Mariví y Daniela. Gracias por ser mi terapia, mis ángeles, mis compañeras de Playdate… Gracias por compartirlo todo, incluso el amor de sus hijos, a quienes llevo en mi corazón para siempre.

Este año se llevó a mi tío Javier, en una sorpresa terrible, pero que nos unió a todos en el recuerdo de muchísimas anécdotas con él y en su casa. Se llevó a mi tía Rita y con ella, la magia de Torreón y los años de infancia de Pepe y Gaby vividos allá.

El 2014 me acercó a mi papá, a quien admiro, respeto y quiero aún más que nunca (si eso es posible). Su compromiso y esfuerzo a la distancia me demuestran que los sacrificios no terminan pero siempre valen la pena cuando haces lo que amas y por quienes amas.

Igual, a lo lejos pero siempre cerca, estuvo mi hermana con su sonrisa, sus palabras, su ternura. Yo creo que nunca sabrá la magnitud de lo importante que es para mí, pero espero poder demostrárselo. Ella me regaló a Sofi, a Santi y este año, un regalo más: Diego y su maravillosa sonrisa. Sus éxitos y el trabajo que pone con Daniel para cumplir sus sueños juntos son ejemplo, sin duda, para todos a su alrededor.

Me acerqué aún más a mi mamá (incluso cuando solo tenemos tiempo de platicar en el estacionamiento, subiendo niñas al coche…) Como siempre, con ella me quedo sin palabras… Mi pilar, mi mejor ejemplo, mi amiga, mi confidente, cómplice y el mejor de todos los abrazos. No hay mejor ángel ni mayor bendición que tenerla en mi vida.

Este año lo termino de la mano de Momo, como desde hace casi 11 años de novios y muchos más de amigos. El matrimonio no es sencillo, pero siempre encontramos la manera de volver a mirarnos a los ojos y encontrar eso que nos enamoró. La Vida nos regala a los Maestros que necesitamos y Momo es, definitivamente, uno de los más importantes. Él me enseña con todo su amor, su ternura, su manera de ver la vida y su forma de hacerme ver cuando estoy mal y también cuando estoy bien y no me doy cuenta. Qué rico caminar este año a su lado.

Hay muchos propósitos para 2015, pero eso será otro post… Hoy queda cerrado un año muy importante, muy grande y del que me quedo una vez más con la lección que vine a aprender en esta Vida: ni puedo ni debo controlarlo todo.

Que fluya 2015 con su energía, sus nuevas experiencias, aventuras, trabajo y bendiciones. Estoy segura que serán muchas.

Retiro lo dicho

Cada vez que hay cambio de horario y tenemos que retrasar el reloj de vuelta al horario de invierno, yo me quejo. Si, perdón, ya se´que el horario lleva un millón de años cambiando, que hay razones políticas, econonómicas, sociales, religiosas, ambientales, etc., etc., etc., para ajustarnos cada seis meses con el mundo. Lo siento, no me importa… yo lo odio!

¿Que hay más luz a las 6 de la mañana? Si, gracias… a esa hora prefiero dormir con mis persianas blackout cerradas. Y cuando trabajaba en oficina, el sol y los pajaritos me traumaban aún más al entrar a mi cubículo sin ventana. No soporto que se haga de noche a las 6 de la tarde. Y cuando trabajaba era aún peor, porque salía de trabajar y ya era de noche! Se me acabó el día y las energías se fueron junto con el sol.

Así pues, sin importar el número de décadas que llevamos cambiando de horarios, yo lo odio.

O lo odiaba.

Y es que cuando uno se convierte en madre de gemelas y ve la oportunidad de tener una hora extra de relajación, puede incluso perdonar que no haya tanto sol por las tardes.

Mis hijas tienen un horario muy bien establecido (gracias a mi mamá que las acostumbró desde sus tres meses de edad), así que para ellas el reloj y la relatividad del tiempo les tiene sin un cuidado.

El domingo se despertaron a las 7 de la mañana (del nuevo horario). Y en mi mente pasó la idea: «Y si lo logro esta vez?» Así que adelanté toda la rutina del día una hora. La leche de la mañana, el desayuno, el baño, la siesta, la comida… todo lo adelanté una hora, manteniéndole a ellas el metabolismo en el mismo ciclo hasta que a las 8 de la noche para ellas ya eran las nueve: hora de dormir. ¡Y se durmieron!

No sé cuánto tiempo dure este sistema… Hoy lo hice igual y el resultado fue maravilloso. Yo salí del cuarto, con las dos dormidas a las 9:02 pm, con tiempo para cocinar una rica sopa para mañana, hacer de cenar, cenar con mi esposo, escribir… Es increíble lo que se gana con una hora.

Así pues, ¡bienvenido horario de invierno!